“Lágrimas de mar. Palabras en sus gotas.”
Ayer, contemplando
las heridas de la servidumbre de género,
las huellas de mil infancias marcadas,
los cortes ensangrentados de la explotación del esfuerzo,
los vendajes desgarrados por el secuestro del habla,
la ausencia por pérdida de la propia alma,
me hiciste llorar
lágrimas de mar saladas.
Ayer, liberé mi ira
como golpes de ola en la roca,
como gritos de dolor en la boca,
como impotencia de amor que me desborda.
Me hiciste pintar...
paredes amargas de cal.
Ayer, contemplando
el rastro de la huida hacia otra tierra
extraña,
la hundida e infinita dependencia
de las vidas que son más altas,
la mortal desesperanza
ante el desorden de cada jornada,
descargué mi rabia
como golpes de puño en la boca,
como gritos del pecho a una roca,
como impotencia de razón loca.
Ayer, arrastré
pesadas piedras de torcal,
afilándolas con mi odiada herencia,
con estruendos de voz ronca,
con puñetazos de frustración loca,
con potencia incontrolada que se desboca.
Me hiciste dibujar en el mar
lágrimas amargas para cada gota.
Hoy
tocando los primeros síntomas de la libertad
he liberado mis ansias
como caricias de ola en la roca,
como sinrazón de amor loca,
como adjetivos articulados en la boca.
Me has hecho lanzar
palabras henchidas de felicidad.
He arrinconado a mi soledad
con empujones dados a mi timidez loca,
como gritos de alegría en la garganta,
como ilimitada potencia que se desboca.
Me has obligado a descargarme
de pesadas piedras al caminar.
Has empujado mi vida
hacia un cielo común para navegar
entre nubes moradas,
con potentes alas locas,
como un golpe de viento que toca,
como un grito de emoción que sube desde las rocas.
Me has hecho dibujar
palabras y esperanza en todas las gotas.
Me has hecho evocar
los ecos más dulces…
cerca del mar.