Puedes Oírme
cuando La Tarde cede el testigo
a la noche
que se llena de pasos aplaudidos.
El acompasado color
de un rítmico Makumaná
llega al calor de los rostros
impulsado por las palmas.
La Bendita Música
abre a la luz una oscuridad
que desde hace tiempo
encadena lo que nos rodea.
Cincuenta voces guiadas a cuatro manos
nos transportan hacia el consuelo
que necesita este cruel Mundo Loco.
Una nueva dirección
en el camino dibujado para Soñar Contigo,
para hacernos más fuertes, juntos,
al llegar El Amanecer.
No Puedo Evitar Enamorarme de las notas,
algunas seguras, otras viajeras,
a veces perdidas,
que dos brazos recogen
para obligarlas a encontrarse.
Sentir que reconoces
el sabor de mis enlazados gestos,
y que me pides:
Cuéntame otro más de tus versos.
Un lazo que es nuevo para esta cuerda,
que narra Un Son, Un Son
de emoción en la garganta y en el pecho,
que nos ata a la vida.
Aplaude de nuevo la noche
a la claridad de un sentimiento
que se despide con las manos:
Aleluya, Aleluya, Aleluya.