Con este blog quiero completar la obra que inicié con "Contemplando el claro azul", que continuó con "Me acordé de ti" y "Recordé cuánto te gusta". Quiero con él comenzar el 2014 esperando que sea fructífero y que podáis disfrutar conmigo estos versos. Y ya vamos por el 2020.

domingo, 27 de enero de 2019

25º. Seis detalles qurtubís.







Marroquíes.
Amalgama de colores
en un bosque laberinto
de paredes encaladas;
de duros suelos gastados
por mil secretos
que guardan  
firmes puertas azuladas.
Convergencia
de los cactus y las flores
en un halo de cal
escondido de los calores
para atrapar el olvido
de sus valiosos tesoros
en un rincón de rincones.


Madinat.
El suelo dibuja
sobre las plantas de mis pies
los mapas de la historia.
La humedad de su superficie
desliza sobre mi piel la paz mojada.
La estrecha anchura de sus calles
anuncia la sólida experiencia de sus muros.
La suave luz del sol oculto
construye en mi retina las líneas del tiempo,
que diseñadas en zigzag sobre la cariñosa brisa del pasado,
siempre llegan al presente
como un relieve
que ensancha la mente.


Burj.
La torre,
que se eleva
entre las casas,
ganó
demasiada agua
para sí;
y cautivó
en su punta,
que asoma
sobre caudales,
mi poético pensar.


Assánya.
La móvil ondulación,
sin color,
se lanza sobre su brillo
y mueve el filo a un farol.
Dinámica sensación
que apunta su fino arpón
sobre la piel de su agua;
un trazo dorado
de luz
y el viento.


Uadi al Kabir.
Inmovilidad casi plena
con el suave rizo de lo andaluz.
Perfilada quietud
bordeada por verticales filas de troncos
sin hojas.
Sobre el agua dejé mis huellas gastadas,
mis culpas,
mi equipaje
y las arrugas.


Bilad al Ándalus.
Atril para la historia de éxodos y de pueblos.
Encima de una roca encontré las huellas.
Una sobre otra,
piedra con piedra,
amalgama de silencios sobre la hierba.